LaSexta
PESADILLA EN LA COCINA

"Pesadilla en la cocina": Alberto Chicote cruza el Atlántico para salvar un restaurante en Miami

Alberto Chicote se enfrenta esta noche en "Pesadilla en la cocina" a uno de los retos más complicados hasta ahora. El chef cruza el Atlántico hasta Miami para intentar salvar un restaurante que no tiene cocina.

Alberto Chicote cruza el charco para salvar un restaurante en Miami
Alberto Chicote - Atresmedia
A pesar de que en el anterior programa Alberto Chicote intentaba resucitar un conocido restaurante brasileño, lo cierto es que esta noche y por primera vez Chicote hace las maletas para asumir un reto insólito y novedoso en la historia del programa: cruzar el Atlántico para atender la llamada de socorro de un restaurante en Miami, el Sip. Un local latino de comida internacional con una singular historia a sus espaldas: el Sip está regentado por un matrimonio de balseros que escapó de Cuba hace más de diez años y por una pareja de ex policías con altas pretensiones para su local. Además, el restaurante esconde un problema al que jamás se había enfrentado Alberto Chicote, un restaurante sin cocina.

Su huida en busca del sueño americano se está resquebrajando por la absoluta ignorancia de los dueños en hostelería, la falta de mando y un problema ante el que Alberto Chicote se queda sin palabras: el restaurante no tiene cocina. La única fuente de calor que tienen para preparar la comida caliente son hornillos portátiles. Como consecuencia, el restaurante se llena de humo constantemente, la comida sale con retraso en la mayoría de los servicios y el descontrol entre la chef y el ayudante de cocina es total, ya que ella ha tomado la determinación de preparar tan sólo los platos fríos en otra sala y dejar que su ayudante se encargue de los platos de elaboración más complicada en la "cocina". Además, el calor que se acumula en esta cocina debido a la falta de extracción de humos es intolerable y peligroso.

Tras hacer la primera degustación e inspección del local Alberto Chicote descubre que Eddie gastó una enorme cantidad de dinero en decorar el local y conseguir la licencia para vender alcohol pero olvidó la más importante: conseguir la licencia para tener una cocina. Su obsesión por abrir el local lo antes posible lo llevó a solucionar el problema colocando hornillos portátiles en una habitación sin ventanas y llamar a eso "cocina". A partir de ese momento, el lugar en el que los cuatro socios habían puesto todas sus esperanzas comenzó a desmoronarse.
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