“El secreto de Puente Viejo” capítulo 1685: Prudencio trae las peores noticias para Saúl

Mientras Saúl rechaza la ayuda de Francisca y no renunciará a Julieta, la Montenegro vuelve a tener un encontronazo con Julieta y decide no ayudar a Saúl, pero tampoco quiere que nadie más lo haga. Y así, llega Prudencio con las peores noticias: encontró al testigo que buscaba, pero está muerto. El viernes, en “El secreto de Puente Viejo”.

Prudencio en "El secreto de Puente Viejo" - Atresmedia

Este viernes 20 de octubre, Antena 3 estrena el último capítulo de la semana de "El secreto de Puente Viejo", su exitosa ficción para las tardes que, en el último año, promedia 1.490.000 espectadores por capítulo (15,1% de cuota de pantalla), siendo la serie diaria más vista en la televisión española.

Mientras en la entrega del jueves, Francisca chantajea a Saúl, el viernes, Saúl rechaza la ayuda de Francisca, no renunciará a Julieta. Confía en que saldrá absuelto porque es inocente. Ante el enfado de Francisca, Raimundo trata de hacerle recapacitar, si Saúl muere ella nunca se lo perdonará, lo echará de menos toda la vida.

Después, en un nuevo encontronazo entre Francisca y Julieta, la Montenegro culpa a la joven de lo que le ocurra a Saúl, si ella se apartara, Saúl podría defenderse con sus abogados. Julieta le cuenta a su novio la conversación que mantuvo hace un rato con Francisca, la verdad, es que ante todo no quiere perjudicarle.

Julieta y Francisca en "El secreto de Puente Viejo" - Atresmedia

Francisca está decidida a no ayudar a Saúl, pero tampoco quiere que nadie más lo haga. Por su parte, Saúl está convencido de que Prudencio encontrará al testigo y que la verdad saldrá a la luz, todo irá bien, tranquiliza a su novia que empieza a sentirse culpable del desamparo del joven en la cárcel.

Entretanto, mientras Nazaria se niega a contarle a su marido el motivo de haberse puesto tan nerviosa, a base de zalamerías, Gracia calma el enfado de su esposo por no haberle dado el puesto de alguacil.

Por otro lado, el cansancio y la angustia hacen mella en Severo y Candela que empiezan a intercambiar reproches. Adela se presta a vigilar a Venancia para que Candela pueda bajarse al pueblo a airearse mientras Severo se derrumba con el cura, preso del dolor y de la culpa. Su vida entera se desmorona. Pero Candela, convencida de que Francisca es la culpable de todo va a su encuentro.

Finalmente, Prudencio vuelve desolado. Ha encontrado al testigo que buscaba... pero está muerto.

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