El inesperado retorno de Jimena al palacio de los Marqueses de Luján ha despertado suspicacias entre los espectadores, que no se cansan de elucubrar acerca del motivo por el que la hija de los Duques de los Infantes ha vuelto a aparecer en La Promesa. ¿Dónde ha estado la esposa de Manuel todo este tiempo? Estas son las teorías que podrían explicar lo sucedido.
Fátima Cruz
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Apenas hace unos pocos capítulos que el personaje de Jimena ha vuelto a “La Promesa” y ya ha despertado todo tipo de conjeturas acerca de qué ha estado haciendo todo este tiempo y qué le ha llevado exactamente a volver al sitio de donde fue desterrada tras el trágico incendio que casi le cuesta la vida a Catalina, a ella misma y a media familia Luján.
Además, las alarmas se han encendido entre los espectadores después del episodio 327, emitido este martes 2 de abril, en el que Jana descubre que Jimena tiene unas extrañas e importantes cicatrices en la cabeza. ¿A qué se deben?
Jimena, fugitiva tras huir del manicomio
La llegada de Jimena a La Promesa en un momento en el que nadie la esperaba, en mitad de la noche y sin previo aviso, supuso toda una sorpresa para los Luján.
Hasta ese momento, lo único que se sabía de ella era por boca de Abel, ya que Manuel se negaba a llamar a sus suegros para preguntar por el estado de salud de su esposa. El médico informó en un par de ocasiones de la supuesta mejoría de Jimena, que habría viajado a Madrid para tratar su enfermedad con los mejores profesionales.
Sin embargo, viendo la cara de terror cuando Abel vio entrar a Jimena en el salón de los Luján, podría ser incluso que él hubiera mentido y jamás hubiera hablado con los Duques de los Infantes acerca del estado de salud de su hija.
No ha sido hasta el capítulo 327 cuando los guionistas han dejado entrever el motivo por el que Jimena pudiera haber decidido volver a toda prisa al palacio de los Luján: electrochoque.
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Se trata de un tipo de tratamiento psiquiátrico por el cual se inducían convulsiones aplicando electricidad en el cerebro a través de unos electrodos colocados a ambos lados de la cabeza. Muchas veces estos electrodos producían quemaduras en el cuero cabelludo compatibles con las cicatrices que Jimena le muestra a Jana.
Cierto es que la terapia de electrochoque no se comenzó a utilizar de manera oficial hasta la década de los 30 del siglo XX, pero podría tratarse de una licencia de los guionistas o podría ser que de verdad en algún psiquiátrico de la España de 1914 se estuviera implementando algo similar.
Esto explicaría también por qué la esposa de Manuel se muestra reacia a que nadie la peine. Solo cuando baja la guardia y permite que Jana le dé un masaje, es cuando la doncella descubre sus cicatrices, que Jimena atribuye a un incidente sin importancia en casa de sus padres.
La teoría del electrochoque está siendo secundada por muchos fans de “La Promesa” en las últimas horas, convencidos de que Jimena fue enviada por sus padres a un psiquiátrico del que huyó despavorida, incapaz de soportar más torturas.
Por eso se habría presentado de improviso en la casa de su marido y estaría tan desesperada por convencer a Manuel de retomar su matrimonio, aunque solo fuera de cara a la galería. Para Jimena esa sería la única salida posible para mantenerse a salvo de sus padres.
¿Ha matado Jimena a los Duques de los Infantes?
Otra teoría que también está cobrando fuerza entre los promisers es la de que Jimena habría acabado con la vida de sus padres.
De esta manera, Jimena habría cometido un horrible crimen en el palacio de los Duques de los Infantes, posiblemente provocando otro incendio en un momento de enajenación mental.
Hay muchos espectadores que en esas cicatrices que Jimena le enseña a Jana han creído ver las secuelas de una quemadura en la cabeza, por lo que la esposa de Manuel ahora llevaría peluca. Eso explicaría también su cambio de peinado.
Lo cierto es que Jimena lleva ya varios días en La Promesa y resulta extraño que sus padres no hayan ido a buscarla. Porque, de ser cierto que se ha fugado, los Duques habrían tenido conocimiento de ello a estas alturas. A no ser que estuvieran muertos, claro. Ay Jimena, ¿qué has hecho?
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