Mientras Elsa entra en quirófano, Marcela permite a Antolina alojarse en el hotel. Además, Francisca prepara su venganza y Fernando intuye que la clave está en Adela e Irene. El martes, en “El secreto de Puente Viejo”.
Alicia Marín
Este martes 4 de junio, Antena 3 estrena el segundo capítulo de la semana de “El secreto de Puente Viejo”, ficción líder de las tardes cuyas intensas tramas siguen atrapando a la audiencia.
Mientras en la entrega del lunes, Severo cuenta toda la verdad a Raimundo, el martes, Francisca prepara su venganza. Ha urdido el plan aprovechando el viaje de ambas a la ciudad para comprar la silla de ruedas de María. Mauricio se resiste a cumplir las órdenes. Irene y Adela comentan con sus maridos las atenciones recibidas por Francisca y estos sospechan que algo trama. Raimundo se reúne con Severo y Carmelo para contarles la reacción de su mujer al detallarle las frustradas intenciones de atentar contra el silo de Severo y su nula participación en la bomba.
Más tarde, María comenta con Fernando la visita de Adela e Irene y él se queda pensativo presintiendo alguna maniobra secreta de Francisca. María recibe la visita de don Berengario y se disculpa por su actitud en su último encuentro, le cuenta que se encuentra animada por las esperanzas de volver a caminar. Francisca y Fernando se miden y tantean; ella duda de las atenciones que éste brinda a su ahijada y él atina espetándole que algo trama contra Severo e intuye que la clave de su venganza está en Adela e Irene.
Entretanto, Marcela siente lástima de Antolina y le permite alojarse en el hotel, aunque Consuelo y Matías creen que es un error y deciden no bajar la guardia y vigilarla. Se llevan a Elsa al quirófano tras una conmovedora despedida de Isaac. Matías y Marcela acuden al consuelo de su amigo para aliviar la espera. En el hotel, Antolina amaga con ayudar a Consuelo en las tareas, pero ésta no se lo permite y le aclara que no se fía de ella. En el hospital, la espera continúa hasta que llega el doctor Zabaleta a dar noticias.
Por otro lado, Prudencio y Lola disfrutan de su primera vez y se deleitan recordando sus primeros roces. Él está feliz, pero a Lola se le presiente cierto remordimiento al recordar las exigencias de Francisca.
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