La Promesa
¿VENGARÁ A SU HIJO?

“La Promesa” desvela los secretos de Petra: de su embarazo clandestino a su amor con el Conde de Ayala

Esta semana en “La Promesa” se ha destapado el gran secreto de Petra, y es que mantuvo un romance con el Conde de Ayala, amigo íntimo de la Marquesa. Un amor del que nació Feliciano, que nunca llegó a conocer a su verdadero padre. Ahora, Ayala quiere vengar la muerte de su hijo, ¿lo conseguirá?

Petra guarda muchos secretos que están saliendo a la luz en La Promesa
Petra en "La Promesa" - La 1 de TVE

Los seguidores de “La Promesa” aún siguen acongojados con la muerte de Feliciano. Un muchacho que no entró con buen pie en el palacio de los Luján, pero que, con el tiempo, se ganó un hueco en el corazoncito de todos sus compañeros, especialmente en el de Teresa. Un Feliciano que se presentó como hermano de doña Petra, pero que descubrió que la mujer a quien consideraba su hermana era, en realidad, su madre.

El de la maternidad de Petra fue el primer gran secreto de la doncella personal de Cruz que salió a la luz. A Feliciano le costó mucho asimilarlo, pues digerir que su madre le había dejado todos esos años en manos de su abuelo borracho y maltratador no fue fácil.

Después, los acontecimientos se precipitaron tras la trágica cacería en honor a Curro, donde Feliciano recibió un disparo que derivó en una operación desastrosa que acabó con su vida.

Hasta entonces, desconocíamos la identidad del padre de Feliciano, del que Petra solo dijo que era “un hombre bueno”, pero la llegada del Conde de Ayala a los pocos días de fallecer el lacayo ha dado un giro a la trama que nos ha dejado impactados.

El Conde de Ayala, padre de Feliciano

La llegada del Conde de Ayala a La Promesa fue algo totalmente inesperado. Lo primero que supimos de él era que se trataba de un amigo de toda la vida de Cruz y del Barón de Linaja.

Don Ignacio, que así se llama el Conde, hace referencia a que la última vez que se vieron fue en el funeral del padre de la Marquesa, meses atrás. Cruz se muestra sorprendida pero agradecida por la visita de su querido amigo, que le asegura que solo estaba por allí de paso y no pudo evitar acercarse a saludar. Sin embargo, poco después supimos que su visita no era, ni mucho menos, algo casual.

El principal objetivo del Conde de Ayala era llegar a La Promesa para reencontrarse con Petra, su amor de juventud, pues había visto en la prensa la esquela del hijo de ambos, Feliciano, que él nunca llegó a conocer, pero del que sabía su existencia.

Al parecer, tras quedarse embarazada, Petra le pidió al Conde que se desentendiera del niño, pues no quería comprometerle. Eso no quita que don Ignacio albergara la esperanza de poder conocer a Feliciano algún día, algo que ya no sucederá.

También sabemos, por los comentarios del servicio, que el Barón de Linaja quería que Cruz se casara con el Conde de Ayala. Pero ella estaba obsesionada con Alonso, con quien terminó contrayendo matrimonio finalmente.

Don Ignacio permaneció un tiempo visitando La Promesa con asiduidad y acabó teniendo un romance con Petra, que, para colmo, era la doncella personal de Cruz ya por ese entonces.

Petra confiesa una verdad a medias a la Marquesa

Tras morir Feliciano, Cruz se entera de que el lacayo era hijo de Petra en el mismo momento en que va a buscarla al dormitorio donde se encuentra velando el cuerpo del muchacho. La Marquesa no le pide explicaciones en ese momento, pero se encarga personalmente de costear el funeral del joven con todos los lujos.

Ahora que Petra ha regresado a palacio, se ha sentido en la necesidad de sincerarse con su señora, aunque solo lo ha hecho a medias. “Cuando aquello ocurrió, yo era muy joven. El padre es un hombre del pueblo y ya no está allí”, ha dicho Petra. Una mentira más grande que el palacio de los Luján, pues ha omitido que el padre de Feliciano es, en realidad, el Conde de Ayala.

Petra ha ido más allá contando que el hombre en cuestión era un señor casado, por eso no pudo exigirle que se casara con ella. “No quería comprometerle. Cuando me enteré que era un hombre casado entendí que me las tenía que arreglar yo sola. Al poco tiempo, él se fue del pueblo con toda su familia y no he vuelto a saber de él desde entonces”, ha explicado.

Cruz, lejos de enfadarse, se ha quedado patidifusa y le ha preguntado a Petra que por qué no se lo contó en su día, pues la hubiera ayudado, como buena amiga. Aun así, le ha recriminado que fuera tan tonta como para dejarse embarazar por un hombre casado. Petra ha reconocido su parte de culpa, aunque también ha asegurado que Feliciano es lo mejor que le pasó en la vida. Pero, ¿cómo consiguió ocultar su estado?

Muy sencillo, cuando el embarazo empezaba a ser evidente, la doncella se inventó que su propia madre se había quedado embarazada y debía ir al pueblo a ayudarla. De esa manera, se ausentó de La Promesa durante unos meses y, cuando nació Feliciano, lo dejó al cuidado de sus padres, que fingirían que el niño era suyo, a cambio de enviarles dinero todos los meses.

Ayala quiere saber quién mató a su hijo

Como hemos mencionado, la llegada del Conde de Ayala a La Promesa no es casual. Don Ignacio acude para conocer cómo murió su hijo y consolar a Petra, pero lo que no espera es descubrir toda una trama de intriga al saber que el propio Marqués sospecha que lo sucedido en la cacería no fue un accidente, sino un intento de homicidio.

El Conde logra que Cruz le invite a pasar una temporada en palacio y le pide que Petra sea su secretaria personal, algo a lo que la Marquesa accede. Eso sí, Ayala y Cruz, aunque amigos íntimos, también desconfían el uno del otro. La Marquesa le pide a Petra que espíe toda la correspondencia de su amigo, mientras que Ayala le cuenta a Petra lo que ha descubierto de sus señores, pues cree que la muerte de Feliciano podría haberse evitado.

¿Qué hará ahora Petra? ¿Unirá fuerzas con el Conde de Ayala para descubrir el motivo de la muerte de Feliciano? ¿Seguirá obedeciendo ciegamente a Cruz aun sospechando que le oculta algo? Lo veremos en los próximos episodios, pero esta trama promete, como todo lo que sea poner en jaque a la mismísima Marquesa de Luján.

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