En la semana del 6 al 10 de mayo, llega otro de los momentos más ansiados por la audiencia de “Sueños de libertad”: la esperada boda de Tasio y Carmen. Al igual que ocurrió con Andrés y María, la dependienta y el operario se casan después de muchas trabas y titubeos en la exitosa serie para las tardes de Antena 3.
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El segundo enlace de “Sueños de libertad” tiene bastantes similitudes de fondo con el primero, protagonizado por el benjamín de Damián de la Reina y la hija del difunto general Duque. En cuanto a la forma, son completamente distintos: Andrés y María contrajeron matrimonio en una boda de ensueño, mientras que la de Carmen Recas y Tasio García es evidentemente más humilde.
Pero si la celebración anterior se vio salpicada por las rencillas familiares, esta también estará afectada por tensiones, conflictos y acontecimientos inesperados, mucho más impactantes si cabe. Para empezar, a tan solo horas del enlace, Ángela cita a su hijo para revelarle que su marido, Benito, ya fallecido, no era su verdadero progenitor.
La mujer confiesa que, de joven, quedó embarazada de un hombre casado, y Tasio, desconcertado, exige saber quién es su padre biológico. Y con la boda casi encima, la madre de Tasio se presenta por sorpresa en la mansión, reclamando a Damián “hablar de nuestro hijo…”
Ángela explica al patrón que le ha expuesto la verdad a su hijo secreto, aunque no le ha desvelado que él es su padre. “Eso se lo contarás tú hoy, en su boda”, le suelta la mujer al patriarca de los De la Reina, que teme que su familia sepa que tuvo “un desliz de dos años” cuando su esposa aún vivía.
Así es el vestido de Carmen, la segunda novia de “Sueños de libertad”
En el patio de la fábrica, Tasio espera a Carmen para casarse con ella en la capilla de la colonia. El novio viste un traje oscuro con raya diplomática a juego, una camisa clara de grandes cuellos, corbata en tonos azules y pañuelo blanco. El peinado, más formal que el que suele llevar habitualmente, le hace más atractivo aún.
Pero antes de la novia, aparece su madre, que le ruega que deje de pensar en su verdadero padre y se centre en su boda. Ángela ha apostado por un sencillo vestido azul pastel y un abrigo rosa de tweed estilo Chanel, muy de moda en la época.
A continuación, llega la novia del brazo de Fina. Carmen, con el pelo recogido en un moño alto, luce un vestido blanco prestado por una compañera. El cuerpo es liso, con cuello chimenea que acaba en una especie de solapas por la espalda, donde va abotonado.
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Un lazo en la cintura lo divide de la falda, de corte globo y más corta por delante que por detrás, dejando ver los zapatos, con el empeine descubierto y cordones a la altura del tobillo. Su amiga ha elegido un vestido de vuelo muy años 50, estampado en blanco y celeste, y un abrigo de un verde hierba realmente favorecedor.
Con los contrayentes en el altar, don Agustín oficia la ceremonia religiosa, al término de la cual Carmen y Tasio reciben una auténtica lluvia de arroz y felicitaciones de parte de sus invitados.
La novia saluda efusivamente a su suegra, que tantos quebraderos de cabeza le ha dado, aunque eso parece haber quedado atrás, con la mujer dispuesta a seguir los consejos de su nuera para hacer feliz a su hijo.
Los modelos de los invitados a la boda de Carmen y Tasio en “Sueños de libertad”
Durante el convite, Damián, todo vestido de gris -incluidos el chaleco, la camisa y el abrigo- con corbata a tono y motivos anaranjados, hace acto de presencia y Tasio, ajeno a la realidad, le presenta a su madre. El dueño de la empresa se limita a felicitar a los novios y, al retirarse, Ángela le reprocha que no haya confesado la verdad a su hijo.
El patrón cree que no es el momento, pero avisa de que, cuando llegue el día adecuado y la verdad salga a la luz, “la vida de todos nosotros cambiará para siempre”. De todos los asistentes a su boda, Fina y Claudia son las más especiales para Carmen, que se abraza a ellas entusiasmada y llena de felicidad.
Las rencillas entre la sevillana y la extremeña a cuenta de Tasio, con el que la segunda perdió la virginidad cuando Carmen decidió romper con él al no verle dispuesto al compromiso, son agua pasada.
Claudia lleva un vestido con falda de vuelo, cuerpo entallado y lazo en la cintura, de color naranja apagado y con lunares blancos estampados. Lo complementa con un abrigo azul turquesa de formas redondeadas en el cuello.
Pero a lo largo de la fiesta, la de Don Benito se queja en varias ocasiones de que no se encuentra bien. Acompañada en todo momento de Fina, la dependienta amaga incluso con vomitar en plena celebración. Al final, su amiga la convence para que Luz la examine.
En el dispensario, la joven dice estar muy mareada, con molestias en el estómago y náuseas cada vez más pronunciadas. En un primer momento, la doctora no le da importancia, sin embargo, la muchacha no se recupera y la médica decide consultar un análisis de sangre que la empleada se hizo recientemente, Al comprobar los resultados, Luz anuncia a Claudia que… ¡Está embarazada!
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