Jesús reprocha a Begoña que le esté mintiendo: sabe quién es la mujer del psiquiátrico. Tras la decisión de Damián, Luis está abatido, pero Joaquín y Andrés le apoyan. Esto y más, en el capítulo 33 de “Sueños de libertad”, el miércoles 10 de abril en Antena 3 a partir de las 15:45 horas.
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En el episodio anterior de “Sueños de libertad”, emitido el martes 9 de abril, Joaquín confirmó a Jesús que Begoña no estuvo haciendo visitas domiciliarias. Damián desestimó la petición de Luis de entrar en la dirección de la empresa, y Andrés comunicó a su padre que no denunciará el caso de Valentín. Isidro, ya recuperado, creyó que Fina sale con Gaspar.
Y en el sanatorio, Begoña volvió a encontrarse con su tía mientras Jesús, escondido tras un portón, descubrió su secreto y fue testigo de la visita de su esposa. ¿Qué consecuencias tendrá para Begoña haber mentido a su marido?
Avance de lo que pasará el miércoles 10 de abril en el capítulo 33 de “Sueños de libertad”
Begoña comenta con Luz que a Eugenia le ha dado por decir que tiene una hija. La enfermera especula con la posibilidad de que su tía diera a luz y, por su enfermedad mental, le quitaran el bebé, pero la doctora resta importancia al asunto y ve normal que, en su estado, la mujer hable incongruencias.
Convencido de que Fina sale con Gaspar, Isidro se presenta en la cantina. Cuando el camarero intenta sacarlo de su error, al chófer le sobreviene otra crisis cardiaca. Al saber que su padre está enfermo, Gaspar entiende la petición de Fina de fingir que son novios.
Más tarde, Digna aparece en la tienda y le suelta a Fina que su padre va diciendo que se está viendo con Gaspar. La dependienta lo niega, pero admite que le planteó al camarero simular una relación para hacer feliz a Isidro, y ambas acaban riendo a carcajadas…
Por su parte, Luis comunica a Joaquín que los De la Reina le han negado entrar en la dirección de la empresa. Su hermano lo anima, asegurando que llegará donde quiera. Después, Joaquín, azuzado por Gema, revela a Andrés que Jesús ha comprado por su cuenta parte de la lavanda al proveedor navarro, y le avisa: “Solo tú puedes pararle los pies”.
Damián, como le aconsejó Digna y preocupado por Isidro, se sienta a charlar con su chófer. Éste le confiesa que se está muriendo pero que piensa trabajar hasta el final. El patriarca le ruega sensatez y le exige que visite al mejor cardiólogo del país, amigo suyo. “Tengo los días contados”, insiste Isidro, al que Damián, como amigo, le pide que al menos se cuide.
Luego, Damián se arrepiente ante Digna de haberse confundido con Isidro. Su cuñada lamenta que haya sentido celos del chófer y le recuerda lo que ya le dejó claro en su día: “Nunca habrá nada entre tú y yo”. Y más, después de negar a Luis un puesto directivo en las perfumerías. Digna reconoce que lo que sintió alguna vez por el viudo de su hermana, ha desaparecido.
En la puerta de la capilla, don Agustín aborda a Claudia, a la que, tras pedirle perdón por lo severo que fue con ella en momentos tan delicados, propone crear un grupo de fe católica. Mientras, Mateo desvela a Damián que el cura le ha engañado y que el dinero de las donaciones va a su bolsillo. El patrón le pide que deje el asunto en sus manos.
En la mansión, María vuelve a enfrentarse a Begoña, afirmando que no tienen la afinidad suficiente para ser amigas. La novia de Andrés admite que se conocen de poco tiempo, pero restriega a su cuñada que el vínculo con su prometido también es muy reciente y, sin embargo, se lleva muy bien con él. La enfermera termina llamándola entrometida y María le afea que prefiera a la doctora Borrell que a “una chica sencilla” como ella.
Fina llega a la cantina dispuesta a aclarar a Isidro el embrollo de Gaspar, pero en ese momento comienza la función. “¡Fina, cariño, te estaba esperando!”, salta el camarero que, metido en su papel, le planta un beso en la boca y asegura que su “suegro” ya sabe hasta el tiempo que llevan juntos… La dependienta sonríe y, sin que su padre la vea, le da las gracias al tabernero.
En la alcoba, Jesús tacha de mentirosa a Begoña y va directo al grano: “Sé que tienes una tía ingresada en un psiquiátrico”. A continuación, revela a su mujer, con la cara del color de la cera, cómo se enteró. Cuando Joaquín le confirmó que no visitaba enfermos, la siguió y preguntó en el manicomio. Ella afirma que se lo ocultó porque no confía en él, y ahora es Jesús el que decide abandonar el dormitorio conyugal.
El empresario baja a su despacho y aparece Andrés, que viene a remover el asunto de Luis. Jesús, rebotado, le recrimina que opte por su primo mientras él trata de alejar a los Merino para dejar de sufrir. Andrés contraataca con el tema de la lavanda y Jesús, tras maldecir a Joaquín, zanja advirtiendo que nunca lograrán “arrebatarme mi empresa”: “Antes, tendréis que matarme…”
Si quieres saber más, adelántate a los próximos capítulos en nuestro séptimo avance semanal de “Sueños de libertad”.
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